LA NIÑA SE INTENSIFICA: CUÁNDO IMPACTARÁ EN ARGENTINA Y QUÉ ANTICIPAN EXPERTOS

LA NIÑA SE INTENSIFICA: CUÁNDO IMPACTARÁ EN ARGENTINA Y QUÉ ANTICIPAN EXPERTOS

La Niña se afianza en el Pacífico y especialistas anticipan que sus efectos llegarán a Argentina entre diciembre y febrero, con riesgos de déficit hídrico.

La intensificación de La Niña comienza a generar preocupación entre especialistas y servicios meteorológicos internacionales, mientras crece el consenso sobre el momento en que podrían sentirse sus efectos más marcados en Argentina. Según los reportes más recientes y el análisis del especialista de Meteored, Mauricio Saldivar, la fase fría del ENOS se consolida en el Pacífico ecuatorial y podría impactar en el país entre finales de 2025 y comienzos de 2026.

El informe destaca que “las condiciones de La Niña continuaron durante el último mes”, reflejadas en temperaturas de la superficie del mar por debajo del promedio en el centro y este del Pacífico ecuatorial. La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) señala que La Niña ya está técnicamente instalada, al registrarse anomalías de TSM de −0.5 °C o inferiores en la región Niño-3.4.

Sin embargo, el Bureau de Meteorología de Australia (BoM) mantiene una postura más cautelosa y sostiene que “el ENSO se mantiene neutral, pero hay indicios de que La Niña podría estar desarrollándose”. Bajo su metodología más estricta, el valor de la TSM en la región Niño-3.4 para la semana que finalizó el 9 de noviembre de 2025 fue de −0.84 °C, cifra que se ubica dentro de un rango compatible con un evento frío en evolución.

Modelos internacionales y señales del sistema climático

Saldivar explica que, para el BoM, los valores semanales del índice Niño-3.4 han fluctuado alrededor del umbral de La Niña desde mediados o finales de septiembre. Además, los patrones atmosféricos de vientos y nubosidad coinciden con una fase fría en desarrollo. El organismo australiano estima que es “muy probable que pronto se alcancen los niveles de La Niña al menos hasta enero, antes de volver a la neutralidad a mediados o finales del verano”.

A pesar de las diferencias entre NOAA y BoM, la mayoría de los modelos internacionales coinciden con que La Niña ya está presente o se encuentra muy próxima a declararse, con alta probabilidad de persistir hasta principios de 2026.

En este escenario, el análisis de otros índices climáticos resulta clave para anticipar los impactos regionales. El Dipolo del Océano Índico, la Oscilación Madden–Julian y la fase del SAM pueden atenuar o intensificar los efectos sobre el territorio argentino. “La relación entre los océanos y la atmósfera es fundamental para definir y regular el clima global”, señala el informe, remarcando el acoplamiento permanente entre ambos sistemas.

¿Cuándo llegarán los efectos de La Niña a Argentina?

Aunque la fase fría ya se encuentra encaminada en el Pacífico, sus impactos en Argentina suelen manifestarse con cierto retraso. Por ello, se anticipa que los efectos más claros podrían presentarse entre diciembre y febrero, coincidiendo con la temporada de lluvias.

Con una Niña débil que podría intensificarse en combinación con otros índices climáticos, la tendencia regional apunta a una mayor probabilidad de déficit de precipitaciones en el centro y norte del país, además de descensos de temperatura en episodios puntuales. Meteored advierte que, si bien no se proyecta un evento extremo, será fundamental seguir de cerca su evolución por su posible impacto en la agricultura, las reservas hídricas y el riesgo de incendios.

 

Qué anticipan NOAA y ECMWF para 2026

Las proyecciones de la NOAA indican que entre enero y marzo de 2026 podría producirse una transición hacia un ENOS neutral, con un 61% de probabilidad. Por su parte, el Centro Europeo ECMWF va un paso más allá y plantea la posible llegada de un evento El Niño durante el segundo semestre de 2026.

De concretarse, este escenario podría impulsar las temperaturas globales hacia valores aún más cálidos hasta 2027, favoreciendo condiciones de mayor humedad atmosférica. Para Argentina, implicaría un cambio abrupto: pasar del déficit hídrico asociado a La Niña a un eventual exceso de humedad vinculado a El Niño, con efectos directos sobre la agricultura, el manejo del agua y la ocurrencia de eventos climáticos extremos.