LA TIERRA SABE A CENTENO

LA TIERRA SABE A CENTENO

El centeno (Secale cereale) es una planta de la familia del trigo pero de cultivo más reciente en la historia humana. Originario de la zona de la actual Turquía, su historia como alimento da un vuelco al alcanzar los países del centro y norte de Europa, ya que en el Mediterráneo se la consideraba una maleza del trigo. Al ser cultivos similares (mimetismo), no se logró eliminar esta “maleza” y fue solo con la expansión hacia las regiones frías que demostró adaptabilidad y ganó protagonismo como cultivo (Fuente: infoalimentos.org.ar).

En tanto grano, presenta buen aporte de minerales, fibras y vitaminas. Sus panes presentan, además de color oscuro y sabor amargo, valores nutricionales que lo hacen único. Cien gramos de pan de centeno cubren cerca de una sexta parte del requerimiento diario de hierro, fósforo y magnesio, además de vitaminas E y B (1, 2, 3 y 6) y lisina, un aminoácido deficitario en los cereales.

El centeno presenta tallos más largos y resistentes que los del trigo y un sistema de raíces que, además de expandirse cerca de la superficie del suelo, pueden penetrar en profundidad. Así, es un cultivo de rápido arraigamiento, y que se adapta a distintos ambientes. Su superficie de raíces es 130 veces mayor que la superficie aérea de la planta (Fuente: INIA Chile). ????????En Argentina, se cultivan 38,7 millones de hectáreas exclusivamente para grano y cerca de 148 mil hectáreas de centeno forrajero.

Es el segundo cereal forrajero de invierno en importancia del país. Forma parte de los verdeos de invierno y, por ende, es un eslabón clave en la cadena forrajera en zonas ganaderas aportando una provisión uniforme de pasto en su ciclo.

Su cultivo favorece la infiltración del agua para el siguiente cultivo de verano, aporta más materia orgánica al suelo y mejora su estructura y balance de carbono.