CHILE: QUÉ DICEN LOS JÓVENES

Qué dice uno de los grupos más protagónicos de las protestas sobre lo que se vive en su país.
Si bien las protestas que aún permanecen encendidas en Chile no tienen un protagonista claro y aglutinan sectores sociales y reclamos diversos, es notable la gran presencia de los jóvenes que deciden marchar, urgidos por un sentido de responsabilidad, de alzar su voz por aquellos que hoy no pueden.
Con un grado de participación tan elevado, sus testimonios echan luz sobre lo que está sucediendo del otro lado de la cordillera.
Andrés Ortega, un ingeniero comercial de 28 años, indica que “son jóvenes que están protestando por alguien más, por sus padres que están padeciendo un sistema de salud deficiente y recibiendo pensiones poco dignas”.
Según Ortega, el detonante del conflicto es un descontento general por parte de ciudadanos que alcanzaron la suficiente madurez intelectual para darse cuenta de que necesitan y pueden dar más. “Es una sociedad que quiere ser desarrollada, pero que todavía carece de las herramientas fundamentales para serlo”, opina. Ortega hace mención a la “Revolución de los Pingüinos” en 2006, año en que los estudiantes secundarios empezaron a cuestionar el sistema educativo e instalaron el tema en la agenda nacional para que luego, en 2011, los universitarios hicieran lo mismo. “Si bien hoy, en parte, esa deuda está saldada, porque la clase baja logró estudiar y acceder a un trabajo, todavía rige un sistema que está lejos de ser meritocrático y que excluye a quienes no cuentan con las credenciales apropiadas”, dice.
Branislav de 31 años también señala el hartazgo que siente gran parte de la población con un modelo que le quita dinero a través de impuestos y que le retribuye muy poco. “Los que protestamos no somos antisistema, el sistema es anti nosotros”, explica.
Agrega que una característica inédita de este movimiento es que no tiene ni un vocero ni un petitorio claro. Por el contrario se trata de muchos afluentes que confluyen en el mismo mar de malestar y cansancio, como son el precio de los medicamentos, las jubilaciones mínimas, las injusticias judiciales, los elevados costos de vida y los salarios insuficientes, el difícil acceso a la educación universitaria, las tarifas de los peajes, etc. Para Branislav es como si Chile estuviera dividida en 2 polis, una privatizada en la que conviven todos aquellos que pueden pagar sus servicios y que disfrutan de una buena calidad de vida y otra pública que no está a la altura de los estándares de sus ciudadanos.
También destaca que el levantamiento muestra una de las fallas del sistema democrático al obligar al pueblo a recurrir a actos de violencia para compensar la falta de instancias de diálogo en donde puedan canalizar sus demandas.
Tanto Ortega como Branislav coinciden en que la sensibilidad del gobierno ante el malestar social ha sido casi nula, como lo demuestran la respuesta vía un solo tuit que tuvo Piñera ante la movilización de más de un millón de personas en el centro de Santiago el viernes pasado, las declaraciones del ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, aconsejando a los chilenos a levantarse más temprano para evadir el alza en el pasaje del Metro, hasta los dichos del ministro de Hacienda, Felipe Larraín, incentivando la compra de flores para aprovechar los precios bajos, entre otras reacciones polémicas.
Si bien la semana pasada se anunciaron algunas medidas para aliviar la situación como el recambio de ocho miembros del gabinete, un incremento de las pensiones, más facilidades para la compra de medicamentos, mayores impuestos para los sectores más ricos y la estabilización de las tarifas eléctricas, el gobierno sigue sin transmitir un norte claro y los incidentes en la calle continúan. “No sabemos a dónde vamos, no hay un relato definido”, dice el joven ingeniero. Según Ortega, la sociedad está dispuesta a hacer los cambios necesarios para lograr un país más equitativo. “Se respira un clima de empatía y solidaridad generalizada hacia el dolor ajeno”, dice. Sin embargo, agrega, “aún resta que el gobierno arme esa jugada que le permita a todos los chilenos, en equipo, meter el gol”.
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