MEDIDA INÉDITA: EL BANCO CENTRAL EUROPEO ANALIZA BAJAR LAS TASAS DE INTERÉS A MENOS DE CERO, PARA IMPULSAR LA ECONOMÍA

MEDIDA INÉDITA: EL BANCO CENTRAL EUROPEO ANALIZA BAJAR LAS TASAS DE INTERÉS A MENOS DE CERO, PARA IMPULSAR LA ECONOMÍA

Lo sugirió su titular, Mario Draghi. La idea es estimular el consumo y evitar la deflación.

El Banco Central Europeo (BCE) se prepara para meter a la Eurozona en un escenario económico inédito con la rebaja de las tasas de interés del bloque a rentabilidades negativas. El presidente del Central europeo, el italiano Mario Draghi, cuyo mandato acaba a finales de año, utilizó ya todas las medidas ortodoxas y muchas heterodoxas para alimentar la economía europea, pero la Eurozona no termina de acelerar.

Excepto España, que podría crecer este año cerca del 2,5%, el resto de las grandes economías del euro no siguen el ritmo. Francia ronda el 1%, Italia y Alemania bordean el precipicio de la recesión.

La principal función del BCE, además de mantener la estabilidad financiera de los 19 países que comparten el euro, es controlar la inflación para tenerla por debajo pero cerca del 2% a medio plazo. El consenso de los economistas entiende que la inflación anual del bloque debe moverse entre el 1,75% y el 2,25%.

Esos modelos teóricos no se cumplen desde 2014 y Draghi parece haberse quedado sin herramientas para hacerla subir desde el actual 1,2%. La inflación subyacente, la que no tiene en cuenta el petróleo, los alimentos, el tabaco y el alcohol, está en el 0,8%. El riesgo es caer en deflación.

A meses de dejar el sillón de mando del BCE, Draghi parece dispuesto a acabar su mandato tomando otra vez medidas heterodoxas. El banquero central dijo en la ciudad portuguesa de Sintra, en un encuentro de banqueros centrales y economistas, que habrá “estímulos adicionales” si la economía no acelera. Draghi parece no conformarse ya con que la situación no empeore. Quiere que mejore antes de ceder su puesto a un heredero que posiblemente sea mucho más ortodoxo.

En ausencia de mejoras, de manera que el retorno sostenido de la inflación hasta nuestro objetivo (2%) se vea amenazado, habrá un estímulo adicional”. Que ya no puede ser otro que la histórica decisión de poner las tasas de interés de toda la Eurozona en rentabilidad negativa.

El BCE pagaría así a los bancos del bloque por prestarles dinero. Una medida destinada a animar la concesión del crédito y que debería fomentar la demanda y provocar el tan deseado aumento de la inflación.

El BCE publicó el 7 de junio un documento técnico en el que abre la puerta a esas tasas negativas e incluso adelanta que, en lugar de pagarles algún interés por mantenerles el dinero, los bancos podrían cobrar interés a los ciudadanos por guardarles la plata. Una forma de dificultar el ahorro, fomentar el gasto y con él la demanda.

Draghi ve con preocupación el frenazo de la economía europea aunque en parte se deba a factores externos que no puede controlar. Europa debe todavía aclarar cómo se hará, si es que se hace, la salida británica de la UE. A la vez, está metida en incipientes guerras comerciales, que podrían empeorar si, como se teme en Bruselas, Washington sube los aranceles a los autos europeos, uno de los principales sectores industriales de la UE.

Draghi repite, como hizo siempre, que la política monetaria debe ser seguida por la política fiscal y económica del bloque. Pero los gobiernos apenas escuchan el consejo. Los que podrían invertir más (Alemania, Holanda, los escandinavos en general) no lo hacen. Los que querrían invertir más (Italia, Francia, España…) no pueden.

Los mercados financieros sí siguen a Draghi. La deuda europea apenas paga rentabilidad. Si los bonos alemanes, y en parte holandeses y escandinavos, funcionaron como refugio durante lo peor de la crisis y se llegaron a cotizar a tasas negativas, ahora incluso Francia, por primera vez en su historia, coloca bonos a 10 años al 0,0%. España, también en datos históricos, los cotizaba este martes al 0,4%.

Esas tasas históricamente bajas deberían animar a los gobiernos a invertir porque, descontada la inflación, los mercados les están pagando por prestarles.

Dinamarca puede vivir este mismo miércoles una situación inédita en la historia de la economía mundial. El martes tenía toda su deuda soberana en tasas negativas excepto los bonos a 20 años, que se cotizaban al 0,02%. En pocas horas podrían situarse en tasas negativas.

El euro se cotizaba este martes a 1,12 dólares, metiendo presión a la Reserva Federal estadounidense, que podría seguir al BCE con nuevas medidas de estímulo para evitar que el euro se acerque a la paridad con el dólar. Eso debería hacer caer el dólar y movería dinero hacia las economías emergentes.

Draghi parece haber entendido ya que no acabará su mandato volviendo a una política monetaria ortodoxa, sino que reforzará la heterodoxia. En Sintra dijo que “si la crisis ha mostrado algo es que usaremos todas las herramientas para cumplir nuestro mandato”. Al italiano nunca le tembló el pulso.