NACIÓ EN ITALIA EL PRIMER ROBOT CANDIDATO A CONVERTIRSE EN UNO DE LOS PROTAGONISTAS DEL METAVERSO
Se llama iCub3, es la evolución de iCub, el robot humanoide construido en el Instituto Italiano de Tecnología (IIT), pesa 52 kg, mide 1,25 metros de largo y debutó en una prueba de turismo a distancia, en un experimento de teleasistencia a una distancia de 300 kilómetros, desde los laboratorios del IIT en Génova al Pabellón 17 de la exposición de Arquitectura de la Bienal de Venecia.
A través de iCub3, el operador pudo ver, de manera inmersiva, las obras expuestas, moverse e interactuar con las personas sin moverse del laboratorio ubicado en Génova, a 300 kilómetros de distancia del lugar.
Cabe destacar que los iCub se consideran una nueva joya del metaverso, es decir, de los entornos donde los humanos interactúan social y económicamente como avatares, a través de un soporte lógico en un ciberespacio, el que actúa como una metáfora del mundo real, pero sin las limitaciones físicas o económicas allí impuestas.
El experimento se realizó en colaboración con el Pabellón de Italia 'Comunidad Resiliente', promovido por la Dirección General de Creatividad Contemporánea del Ministerio de Cultura y comisariado por el arquitecto Alessandro Melis.
Gracias al sistema de teleasistencia, de un niño robot, los iCub se convierten así en un avatar físico de un ser humano, guiados a distancia en cada movimiento, desde caminar hasta agarrar objetos, percibir estímulos, hablar con personas, con un retraso en la comunicación de unos 25 milisegundos y usando una fibra óptica común.
El traje del operador se llama 'iFeel' y permite tanto rastrear los movimientos del operador para transmitirlos al robot, como recibir sensaciones táctiles cuando y donde se toca el robot. Fue concebido y construido por el ITT como parte del proyecto europeo AnDy y presentado con Inail al proyecto ergoCub.
Daniele Pucci, investigador principal del Laboratorio de Inteligencia Artificial y Mecánica (AMI) explicó que el objetivo es obtener robots humanoides que puedan actuar como avatares, cuerpos robóticos que actúen en nombre de los humanos sin reemplazarlos, pero permitiéndoles estar donde ellos no pueden. Visitar una exposición, por ejemplo, aunque se esperan otros usos: “Creemos que esta dirección de investigación tiene un enorme potencial en muchos campos”, explica Pucci. “Por un lado, la pandemia actual nos ha enseñado que los sistemas avanzados de telepresencia pueden llegar a ser necesarios muy rápidamente en distintos campos, como la sanidad y la logística. Por otro lado, los avatares podrían permitir a las personas con graves discapacidades físicas trabajar y realizar tareas en el mundo real a través del cuerpo robótico. Esto puede ser una evolución de las tecnologías de rehabilitación y prótesis”.
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