LOS PUMAS TIENEN EN 2026 UNA CHANCE CLAVE PARA AFIRMARSE ENTRE LAS POTENCIAS DEL RUGBY MUNDIAL

La Nations Championship y un calendario internacional exigente convertirán a 2026 en un año bisagra para Los Pumas rumbo al Mundial de Australia 2027.

Un año decisivo en el camino al Mundial 2027

El calendario internacional de 2026 aparece lejos de ser un período de transición para Los Pumas y se perfila como una etapa decisiva en su recorrido rumbo al Mundial de Australia 2027. La participación en la flamante Nations Championship, sumada a una agenda de máxima exigencia, podría transformarse en la plataforma ideal para que el seleccionado argentino termine de afirmarse de manera definitiva en la élite del rugby mundial.

Si bien la ausencia del tradicional Rugby Championship podría interpretarse inicialmente como una desventaja en la preparación, el nuevo escenario internacional terminaría ofreciendo una oportunidad inédita. Según supo la Agencia Noticias Argentinas, el cambio de formato permitirá que Argentina se mida de forma sostenida con las principales potencias del Hemisferio Norte, un desafío que históricamente fue clave para el crecimiento de los seleccionados que lograron consolidarse en la cima.

Un punto de partida alentador

El contexto previo no es menor. Tras un 2025 positivo, Los Pumas lograron sostener un nivel competitivo frente a los mejores equipos del mundo. Volvieron a vencer a Australia y Nueva Zelanda y conservaron el sexto puesto en el ranking de World Rugby, una posición estratégica que les aseguró ser cabeza de serie en la próxima Copa del Mundo.

Ese rendimiento confirmó que los buenos resultados dejaron de ser episodios aislados para transformarse en una constante. La regularidad, uno de los déficits históricos del seleccionado argentino, comenzó a consolidarse como una fortaleza.

La Nations Championship, un salto de calidad

En ese escenario, la Nations Championship aparece como un factor determinante. El torneo enfrentará de manera regular a los seleccionados del sur con los del norte, obligando al equipo dirigido por Felipe Contepomi a competir durante todo el año contra rivales de alto ritmo, distintos estilos de juego y máxima exigencia táctica.

Esa continuidad competitiva representa uno de los escalones que separan a los equipos que sorprenden ocasionalmente de aquellos que logran instalarse de forma permanente entre los mejores del mundo. Para Los Pumas, será una prueba constante, sin margen para relajaciones.

Rivales de primer nivel y aprendizajes clave

Aunque en 2026 no estarían confirmados los cruces con Nueva Zelanda y Sudáfrica —dos rivales a los que Argentina comenzó a encontrarles la vuelta en los últimos años—, el calendario no ofrecerá respiro. Escocia, Gales, Inglaterra, Irlanda y Francia conforman hoy un abanico de modelos de juego de primer nivel.

Enfrentarlos de manera sostenida permitirá ampliar recursos tácticos, fortalecer la toma de decisiones bajo presión y ganar experiencia en contextos adversos, un aspecto determinante en competencias mundialistas, donde cada error puede ser decisivo.

Definiciones profundas y un examen permanente

La exigencia permanente también obligará al cuerpo técnico a tomar decisiones de fondo. Consolidar un plantel estable, ajustar roles, afianzar una identidad de juego y pulir detalles finos serán tareas impostergables. En este marco, cada partido de 2026 tendrá valor de examen real y dejará de ser un simple test match aislado.

Por todo ello, el próximo año se presenta como un verdadero punto de inflexión para Los Pumas. No solo por la jerarquía y cantidad de rivales, sino porque el contexto los empujará a sostener un alto nivel en cada presentación.

Un objetivo más ambicioso

Si el seleccionado argentino logra responder a esa demanda, el objetivo dejará de ser simplemente “dar el golpe” para transformarse en algo más ambicioso y duradero: consolidarse definitivamente entre las potencias del rugby mundial y llegar al Mundial 2027 con argumentos sólidos para competir de igual a igual ante cualquier adversario.