TODO LO QUE YA PASÓ EN EL TAS Y LO QUE PUEDE PASAR
Se terminaron las dos históricas audiencias. Un resumen de lo que se vivió y cómo sigue esta situación inédita.
El Tribunal Arbitral Supremo (TAS) suele encarar casos controversiales a nivel mundial, del fútbol y de otros deportes. Pero uno como este, que tuvo relevancia en cada rincón del planeta porque la final se jugó en Madrid, tiene a dos gigantes como River y Boca, con una Libertadores ya disputada y muchos premios en juego, no es lo habitual sino que es extraordinario. Y en la cabeza de los tres jueces y del presidente Massimo Coccia, como también en la de los árbitros elegidos por los clubes, el chileno Juan Pablo Arriagada Aljaro (por Boca) y el suizo András Gurovits (la misma nacionalidad que el abogado de la Conmebol, Michelle Bernasconi), lo tenían muy en claro. Obviamente, antes de recibir a Angelici y D’Onofrio, de escuchar testigos, de ver pruebas, conversaron sobre el caso, algo que se suele hacer antes de las audiencias. Esta vez los titulares de Boca y de River no estuvieron en AFA ni en Superliga ni en un programa de TV, sino en la sede de la Liga española. Es que, como se dijo, no es un tema más.
La sede fue Madrid como parte de un acuerdo entre las partes, con Conmebol también en el medio, porque justamente el reclamo de Boca fue por la decisión de Conmebol de no haber descalificado a River (le impuso una multa de 400.000 dólares) y haber hecho jugar la revancha pese a la agresión al micro en el Monumental. Boca fue a jugar asesorado por un estudio top como el catalán Pinto Ruiz & Del Valle, y River hizo lo suyo, presentándose con uno madrileño, también de primera línea, Senn-Ferrero. En el final de la segunda audiencia, cada club hizo su alegato: expuso las razones de su reclamo en función de todo lo demostrado y escuchado durante el proceso. No hubo palabra oficial de ninguna de las partes, que es lo aconsejable siempre: ni D’Onofrio ni Angelici quisieron referirse a esta situación. Tampoco los árbitros, que siempre son muy discretos, y sobre todo cuando están en Europa.
En muchos casos, ya desde el vamos se sabe dónde apunta la decisión del Tribunal. Este es distinto por la situación, por el peso de los protagonistas (dos gigantes y la Conmebol en el medio) y por algunos grises legales. Así encararon las audiencias los tres árbitros, con vastísima experiencia en sus espaldas: conscientes de lo que tenían por delante.
Para Boca la agresión tiene la responsabilidad objetiva de River (de acuerdo con el Reglamento de Conmebol el club organizador es responsable de la seguridad en torno al evento), mientras que para el Millonario la agresión fue en una zona que no es responsabilidad del club organizador (fuera de de sus inmediaciones) y son las fuerzas de seguridad las que estaban a cargo. Y obviamente hay miles de matices y grises en torno a estas audiencias.
¿Y ahora qué? Los árbitros, impenetrables, se juntan después de las audiencias para tomar una decisión: siempre el presidente intenta que haya un resultado unánime, es decir tres votos a cero. La determinación bien pueden informarla en estas horas para evitar mayores presiones y terminar con la incertidumbre, aunque no es lo más probable. O si no, en cerca de dos meses. ¿Por qué? Porque el presidente italiano debe escribir los borradores de la sentencia con la decisión adoptada en las deliberaciones, y después compartirlo con los otros dos árbitros para darle forma a la redacción definitiva. Recién después de eso, convertirlo en el laudo oficial una vez que hay mayoría. Pero en casos como éstos, siempre se busca que los tres estén de acuerdo. Sólo hay dos resultados posibles: 3 a 0 ó 2 a 1. La pregunta que se hacen todos es quién ganara este tremendo Superclásico.
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