ENTREVISTA A IVÁN MORAWSKI

Recuerdo que miraba películas todo el tiempo y tenía una cuantas grabadas en cassettes VHS que volvía a ver. En esa época el cine era una forma de evadirme o refugiarme de la realidad. Yo de pibe era bastante sensible, débil tal vez, y el cine, la literatura, me ayudaron a entender y sobrellevar muchas decepciones y momentos complicados.
Iván Morawski nació en 1984 en Adrogué, Buenos Aires. Es Escritor y cineasta. Licenciado en Letras por la Universidad de Lomas de Zamora, es autor de dos novelas (Líneas de vida y Dementes) y de cuentos, algunos de los cuáles son la base de sus primeras producciones audiovisuales. Actualmente vive en Temperley y se dedica a la docencia.
-¿Por qué hacés cine? ¿Recordás cómo nace esta pasión en vos?
-A mí lo que me gusta es escribir historias y creo que lo mismo aplica para cuando hago cine.
A veces me pasa que tengo una idea que me obsesiona y en ese momento necesito expresarla a través de una historia. Puede ser un concepto, por ejemplo, cuando escribí Sincericida, (cuento que fue la base para mi primer cortometraje) el disparador fue: ¿Qué pasaría si alguna vez dejara de ser políticamente correcto y me manejara sin filtros con las personas? Fue algo que se me ocurrió cuando me puse a pensar en la comunicación y en cómo para vivir en sociedad es tan importante aparentar, fingir y evitar ser auténtico, no decir lo que realmente se piensa/siente para no ofender al otro, como si fuese la única y lamentable forma que tenemos de relacionarnos como comunidad. La mayoría de las veces las ideas para una historia surgen así, o también de sueños que tengo, una imagen que me aparece y luego, a ese material onírico, hay que darle una forma, reelaborarlo, completarlo. Es un punto de partida similar, pero en un plano inconsciente y que aflora cuando sueño. Generalmente ese material es en el que más confío, tal vez porque lo siento más fluido y menos forzado.
Con respecto a cómo nace esta pasión en mí: el cine me gusta desde chico. Recuerdo que miraba películas todo el tiempo y tenía una cuantas grabadas en cassettes VHS que volvía a ver. En esa época el cine era una forma de evadirme o refugiarme de la realidad. Yo de pibe era bastante sensible, débil tal vez, y el cine, la literatura, me ayudaron a entender y sobrellevar muchas decepciones y momentos complicados.
-¿Cuál es tu obra?
-Lo más reciente que hice fue El Merchi, un largometraje que también se basa en un cuento mío, publicado en 2015 por una revista literaria digital. Fue filmado el año pasado y en agosto de este año pudimos estrenarlo de forma independiente. La posibilidad surgió cuando llevé la historia a la escuela de cine donde estudiaba, y en la cual proponían trabajar durante todo ese año con un proyecto desde la pre-producción, pasando por el rodaje y hasta la pos-producción, para luego entregar el producto final como tesis de la carrera. Resumiendo, El Merchi es la historia de un perdedor, de un tipo que vive fracasando porque está en medio de un contexto que no le corresponde, en el que no tendría que estar, pero termina entrando a ese mundo criminal porque las circunstancias lo terminan arrastrando hasta ahí. No quiere esa vida, ni estar en ese lugar que siente ajeno, pero no tiene otra opción y se la tiene que bancar. En un momento, se le presenta el dilema de: mantener sus convicciones (pagando las consecuencias) o dejarse vencer y ser devorado por el sistema. En sí, El Merchi es como una metáfora del tipo que no tiene la vida que realmente quiere, es un personaje construido desde las bases del antihéroe clásico del cine negro. Podría aplicarse a cualquiera de nosotros creo, pero tal vez sea muy duro reconocerlo. Eso hace que la identificación del espectador con este personaje no sea tan lineal.
-¿Con qué temáticas y/o géneros te sentís más cómodo a la hora de narrar? ¿Son los mismos que elegís como espectador?
-Soy bastante abierto en ese sentido. Aunque reconozco que tengo debilidad por algunos géneros o temáticas que son los que elijo también como espectador: el thriller y el policial, el drama, la ciencia ficción, cierto cine de acción artesanal, algunas comedias jugadas que incluyan una sátira social, y en el cine que no es de género también hay cosas que me gustan.
-¿Has participado en festivales y concursos? ¿Cuáles son tus experiencias?
-En literatura nunca participé de un concurso por ahora. Siempre fui medio vago para eso y muchas veces el material que tenía no se ajustaba a los requisitos que exigía el concurso, y tampoco me iba a poner a escribir algo nuevo que se articulara específicamente a lo que pedían, más que nada por lo que conté al principio de no forzar las historias.
En cine digamos que estoy empezando. El Merchi es mi opera prima -(opera prima proviene del italiano y significa primera obra)-, así que mucha experiencia no tengo, pero hace poco estuvimos participando de un festival y la experiencia tuvo un sabor agridulce. Si bien el espacio para la difusión siempre se agradece, me incomodó que un festival de cine estuviera atravesado por cierta ideología política y que se priorizara más que nada obras cuyo contenido fuera condescendiente con ciertas posturas que actualmente están en boga. Creo que el que construye un relato porque sabe que cierta temática está en el radar de los medios y es lo que hace babear a ciertos sectores de poder, es un oportunista. Nunca me gustó que el arte se mezcle con la política o que un artista haga una bajada de línea política a través de su obra. Si como algunos dicen, todo es político, por lo menos que no sea partidista. En un momento, nos encontramos que la mitad de la sala clamaba a gritos y con palmas por un partido político. Eso, creo yo, no tenía nada que ver con un festival de cine. Pero ciertos grupos siempre encuentran el hueco sin importar el contexto, para filtrar sus intereses políticos/personales. Y va más allá de si uno comparte o no cierta postura ideológica, me parece que no corresponde al motivo que nos había reunido. Un festival de cine no es el lugar para hacer política, yo no me considero un político frustrado que no le quedó otra que hacer cine. Y para uno que va con buenas intenciones y se presenta exponiendo su obra de forma honesta, es frustrante pasar por eso. Te queda la sensación de que se usa el arte para adoctrinar como pasaba en la Edad Media, y que si no comulgas con determinado movimiento, quedas afuera.
-¿Qué es lo que más te gusta del cine? ¿Qué áreas/s o departamento/s? ¿Las tareas que has realizado y realizas tienen que ver con esas funciones?
Depende mucho del proyecto. Si la obra parte de una idea mía como en el caso de El Merchi y Sincericida, prefiero dirigirla para poder tener el mayor control posible del proyecto y no se termine desvirtuando mi intención original, el tono y la estética que había pensado. Por ejemplo, con El Merchi, tuve que mantenerme firme con algunas ideas que, al principio, me querían cambiar, o resistirme a que se incluyan cosas que para mí no funcionaban y no tenían que ver con el tipo de historia que yo había construido. Es un momento delicado, porque muchas personas confunden la seguridad con la soberbia. Y en este ambiente, cualquiera lo sabe, hay mucho ego, muchos que sólo quieren figurar y a la hora de laburar o jugársela, se hacen los boludos. Pero bueno, si se trata de una obra de otro autor, casi todos los roles me parecen interesantes, sobre todo cámara y dirección de actores.
-¿Tenés actores y/o directores preferidos? ¿Quiénes son y por qué son tus favoritos?
Me detengo más en los directores que son los que cranean las películas. Tengo debilidad por el cine de Gibson como director. Me gusta su forma de narrar historias, el manejo técnico que tiene con la cámara, la belleza visual que imprime a sus películas, su forma visceral de mostrar la violencia sin medias tintas, sin contenerse, sin ser un director tibio, pero siendo violento con la cámara o el montaje, no haciendo un espectáculo de violencia; también me gusta cómo busca la autenticidad en las actuaciones. En fin, con todo ese combo de cosas (entre otras) que tiene con sólo 5 películas, me parece un realizador alucinante y de un talento inaudito. Después hay otros directores que me gustan mucho por distintas razones como Aronofsky, Kubrick, De Palma, Scorsese, Gaspar Noé, Zemeckis, James Cameron y varios más.
-¿De qué se trata tu próximo proyecto?
Me pasa que a veces tengo ganas de seguir haciendo cosas y por momentos no quiero saber más nada, sobre todo por esto que noto que viene pasando en nuestro país donde todo es político, todo es llevado a un extremo o al otro para dividirnos, generar una grieta, cerrarse a pensar que sólo yo tengo razón y el otro es el que siempre está equivocado. Eso me desmotiva. Por otro lado, “El Merchi” fue un proyecto tan demandante que la verdad no pude concentrarme en otro proyecto futuro. Además el tema no es tanto tener ideas, sino cómo llevarlas a cabo, con qué medios. Una vez que se vio la película, tuve algunas propuestas para hacer algo en lo audiovisual, pero nada muy consistente o certero digamos, fue más como un tanteo que me hicieron. Sí tengo ganas más de volver a la literatura y de acá a un tiempo, si se dan las cosas, publicar un libro de cuentos. Algunos ya tengo terminados. Pero la verdad es que me parece que se viene un tiempo de pausa. Los últimos años fueron muy vertiginosos en el sentido de escribir, filmar, publicar, difundir, etc. A veces pienso que llega un momento en que hay que dejar de hinchar las pelotas y aceptar las cosas como son, o sea, dejar de insistir. Ya hice algunas cosas: publiqué dos novelas, filmé un corto y un largometraje. Quizás por ahora o por un buen tiempo ya esté bien, o hasta que se me presente una oportunidad interesante de verdad. No soy de los que se mueren por filmar o publicar a cada rato.
Enlaces:
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Trailer “El Merchi”
https://www.youtube.com/watch?v=_GH_GlOUMRI
Cortometraje “Sincericida”
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