EL CONGRESO SUAVIZA LA REFORMA JUBILATORIA DE JAIR BOLSONARO PARA LOGRAR SU APROBACIÓN
El gobierno buscaba un ahorro de unos 310.000 millones de dólares en diez años. Establece una edad mínima de jubilación de 65 años para hombres y 62 mujeres. Ahora el recorte será menor y se compensará con un impuesto a bancos.
La propuesta del gobierno de Brasil para reformar el oneroso sistema de jubilaciones y pensiones del país, cuyo creciente déficit se calcula para este año en unos 80.000 millones de dólares, comenzó a ser suavizada por el Congreso para buscar el consenso necesario para su aprobación, que por tratarse de una enmienda constitucional requiere dos rondas de votación con mayoría calificada en el Senado y en la Cámara de Diputados.
Samuel Moreira, miembro informante de la comisión especial de la Cámara Baja que analiza la propuesta presentada por el presidente Jair Bolsonaro, presentó el proyecto que será sometido a votación, que reduce el ahorro fiscal previsto por la reforma en unos 75.000 millones de dólares en una década.
El gobierno buscaba un ahorro de unos 310.000 millones de dólares en diez años con medidas como el establecimiento de una edad mínima de jubilación de 65 años para hombres y 62 años mujeres, un tiempo mínimo de contribución de al menos 20 años para hombres y 15 años para mujeres que trabajen en el sector privado, y la inclusión de las 27 unidades federativas del país y los más de 5.000 municipios en las nuevas reglas.
Además contaba con la creación de un sistema de capitalización que reemplazaría al actual modelo de reparto del sistema de pensiones brasileño.
Sin embargo, el texto del miembro informante de la comisión que trata la reforma excluyó del texto a Estados y municipios y eliminó la propuesta de crear un sistema de capitalización, además de suavizar las reglas de jubilación para maestras, no modificar normas para otorgar pensiones no contributivas ni para las del sector rural, entre otros cambios, que dejarán el ahorro previsto en unos 230.000 millones de dólares. Sin embargo, de acuerdo a la propuesta que aún puede sufrir cambios, la pérdida será compensada con un aumento de la tributación sobre los bancos.
Los mercados financieros celebraron el avance del tratamiento de la reforma jubilatoria en el Congreso, incluso pese a la reducción de su ambición original, al privilegiar que el consenso que requiere su aprobación obliga a cambios que sean aceptables para los parlamentarios.
Así, Índice Bovespa de la Bolsa de San Pablo cerró con un alza de un 0,46% a 98.773 puntos y el real se valorizó cerca de 0,4% a 3,855 unidades por dólar. Las acciones de los mayores bancos de Brasil sufrieron debido a la propuesta de aumentar los tributos las entidades financieras para compensar la pérdida estimada de ahorro fiscal por los cambios en el proyecto.
“Se deshidrató prácticamente 30% del valor original de la propuesta, pero un ahorro de 900.000 millones de reales corrige la trayectoria explosiva del sistema. Se trata de un acuerdo que facilita las negociaciones y que impone un ahorro que resuelve el tema fiscal. Además debe permitir una votación menos acalorada”, dijo el analista Felipe Berenguer, de la consultora económica Levante.
Tampoco causó alboroto político ni financiero la salida del tercer ministro del gabinete de Bolsonaro desde el inicio del gobierno el 1° de enero pasado, el general Santos Cruz, ahora ex secretario General de la Presidencia y que fue reemplazado por otro uniformado, el general Luiz Eduardo Ramos Baptista Pereira, actualmente comandante militar de la región Sudeste.
Santos Cruz, que había tenido choques con Olavo de Carvalho, el gurú ideológico de Bolsonaro, era en teoría responsable de la comunicación del gobierno pero nunca tomó posesión completa de ese área, coordinada por el empresario Fábio Wajngarten.
La nueva seguridad social brasileña, que aún no tiene fecha de votación ni en comisión ni en el plenario de la Cámara Baja, establecerá, junto con una edad mínima de jubilación, un tiempo mínimo de contribución para la concesión del beneficio a empleados públicos del gobierno federal de 25 años, siempre que hayan cumplido al menos 10 años de servicio y cinco años en el cargo por el que se concedió.
La propuesta busca incorporar criterios de equidad entre los jubilados del sector público y del privado, cuyas diferencias de ingresos pueden ser abismales.
La jubilación máxima por el sistema privado brasileño es del equivalente a 1.400 dólares y la promedio es de 380 dólares, en tanto que pensionados por el sistema público o empresas estatales pueden retirarse en el tope de sus carreras con un beneficio igual a su salario, que puede superar los 5.000 dólares y alcanzar hasta cerca de 10.000.
“Es el camino que tenemos que seguir y recorrer. No tenemos otra alternativa, esta es la verdad”, dijo ayer Bolsonaro sobre la propuesta de reforma jubilatoria.
El presidente enfrentará este viernes su primera huelga general, convocada hace semanas por distintas centrales sindicales y agrupaciones estudiantiles para protestar por esa reforma. El elenco de reclamos también incluye protestas contra el congelamiento de gastos en educación y pedidos por más empleos en un país con unas 12 millones de personas sin trabajo.
La apuesta del gobierno es que los debilitados sindicatos, que con excepciones acompañaron los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, no conseguirán grandes movilizaciones ni adhesiones masivas.
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