COMIDA RÁPIDA: ¿UNA ALTERNATIVA A LA ALIMENTACIÓN CONVENCIONAL?

COMIDA RÁPIDA: ¿UNA ALTERNATIVA A LA ALIMENTACIÓN CONVENCIONAL?

La comida rápida tiene su origen en Norteamérica, y poco a poco nuestra cultura se ha ido arraigando de las características de este tipo de alimentación.
Por tratarse de alimentos que se cocinan rápido, son apetitosos y generalmente económicos, en la mayoría de las ocasiones las personas terminan optando por su elección. Pero el problema va más allá de elegir o no consumirlos; el punto clave se encuentra en la frecuencia en la que se eligen, y la ausencia de información acerca de las consecuencias que pueden ocasionar si esto se convierte en un hábito de nuestro consumo.
Cuando hablamos de comida rápida hacemos referencia especialmente a las conocidas hamburguesas, papas fritas, panchos, sándwiches, pizzas, incluyendo las gaseosas que generalmente acompañan los combos de comida rápida que se compran en los establecimientos. Debido a que el concepto de la comida rápida se basa en velocidad, uniformidad y bajo costo, este tipo de comidas se hace a menudo con los ingredientes formulados para alcanzar un cierto sabor o consistencia y para preservar frescura. Esto requiere un alto grado de ingeniería del alimento, el uso de añadidos y las técnicas de proceso que alteran substancialmente el alimento de su forma original y reducen su valor nutricional. Esto hace que sea habitualmente calificada de “comida basura o comida chatarra”.
Y si, se trata de comida chatarra o basura, pero por lo que principalmente nos aporta a nuestro organismo, que son básicamente nutrientes que no benefician en absoluto para las funciones vitales del cuerpo. Pero es importante que seamos conscientes en el consumo, como dije anteriormente, la clave está en su frecuencia y en evitar que esto no pase a formar parte de nuestra alimentación habitual.


Si valoramos la comida rápida en su globalidad, podemos decir que está compuesta por alimentos con gran cantidad de sal y un contenido elevado en grasas, colesterol y proteínas, mientras que su aporte en vitaminas y minerales es muy escaso. El sabor viene dado principalmente por su alto contenido en grasas y por los potenciadores del sabor, entre otros aditivos. Ello no significa que se trate de ingestiones prohibidas, sino que para ser incluidas en una dieta equilibrada y saludable hay que consumirlas con moderación, con una frecuencia no muy elevada y con los acompañamientos más recomendables. La duración de la comida es importante. Hay que masticar bien los alimentos (una ingestión correcta debe durar un mínimo de 20 minutos y un máximo de 40) esto es debido a que el organismo tiene ciertos mecanismos para controlar la saciedad que requieren cierto tiempo y que hay que respetar. Uno de los mayores problemas de la comida rápida es la gran velocidad a la que se ingiere (al comer mas rápido se consume mas cantidad de comida) que conlleva a lo largo del tiempo al aumento de peso generando sobrepeso y obesidad. 


 

También es importante tener en cuenta un factor clave a la hora de alimentarse: el aspecto social de la alimentación. Esto se refiere a que el momento de la comida sea un momento tranquilo, relajado, evitando distracciones, y que siempre es más satisfactorio comer en compañía, en la mesa, donde el momento de comer se transforme además en un intercambio social con las personas que se comparte.
Finalmente no debe olvidarse las tradiciones culinarias propias de cada país, que constituyen una gran riqueza gastronómica y cultural, pero sin dejar de lado el valor nutricional, siendo conscientes en lo que aportamos día a día a nuestro cuerpo.