PALERMO: LA MAGIA DEL TAMBO Y DE UNA GRANJA INTERACTIVA, ATRACCIONES DEL PRIMER DOMINGO EN LA RURAL

PALERMO: LA MAGIA DEL TAMBO Y DE UNA GRANJA INTERACTIVA, ATRACCIONES DEL PRIMER DOMINGO EN LA RURAL

Las familias llenaron el predio y los más chicos pasaron una gran tarde con los animales.

Domingo. No hay compromisos con el reloj. Canta Diego Torres. Las familias que visitaron La Rural para disfrutar de un día soleado, con cielo despejado y sin ráfagas, entendieron que se trata de un día festivo. Olvidaron el asado en la parrilla del hogar para visitar, sin prisa, la Exposición agropecuaria más importante del país y despedir así a la primera semana de las vacaciones de invierno.

El aroma a asado invade aquí cada rincón del predio. Las calles están pobladas de chicos que caminan a su propio ritmo. Algunos, a caballito y otros descansan en el regazo de sus padres. Cochecitos por doquier. “Quiero jugar en la granja”, resuena en el Patio de los Lápices, mientras una familia entera retrata el momento con una selfie.

Lo ideal es llegar bien temprano porque con el correr de la tarde se empieza a llenar de gente”, dice un padre de familia mientras su hijo saborea un helado bañado en chocolate. Un grupo se amontona en el stand de una marca patrocinadora que ofrece una experiencia en familia con juegos interactivos. Un control remoto que abre un pasadizo secreto y conduce al parque eólico o una heladera que esconde un laboratorio son algunas de las curiosidades que despiertan el interés de los más chicos.

El espíritu futbolero también se apropió de Palermo con el nacimiento de un ternerito de raza Angus en el Pabellón Ganadero. Lo bautizaron De Rossi en referencia al jugador italiano, Daniele De Rossi, que revolucionó el mercado de pases argentino cuando fue adquirido por Boca. “Esperábamos que naciera un poco más adelante, pero no aguantó”, cuenta la familia Eyherabide de la Cabaña Santa Cecilia de Trenque Lauquen.

Pero la vaca lechera fue el centro de atención para los más curiosos. Por segunda vez en la historia de la Expo, se realizó un tambo demostrativo para que los chicos aprendan de dónde viene la leche y cómo llega a la industria. Pueden verla en tres franjas horarias: 10.30, 15.30 o 18.30. “Cuánto vive una vaca”, “Por qué da leche”, son algunas de las preguntas que le hacen a Teodoro Mulder, vicepresidente de Asociación de criadores Holanda Argentino (ACHA). Después, observan en silencio con la vista fija en los cuatro rumiantes que desfilan ante sus ojos.

¿Quieren ver los conejos?”, pregunta una madre ante la insistencia de su hijo por tener uno entre sus manos. La Granja es uno de los lugares que mayor cantidad de niños convoca. Dos mini Falabelas (negro y capuchino), una llama marrón, una alpaca negra, 10 corderitos, 5 cabras y 24 conejos de variados colores son los principales atractivos que despiertan el interés de los más pequeños. “Es un lugar de contacto para conocer diferentes razas y llevarse un lindo recuerdo”, señala Santiago, encargado del cuidado de los corrales.

La familia Ocaranza lo visita todos los años. Pero para Lola, que tiene dos años, es su primera experiencia. “El contacto tan cercano con los animales le resultó mágico. Nuestra otra hija ya conoce, pero sigue esperando ansiosa la llegada de este momento”, cuenta la mujer del barrio Balvanera. Un nene se escapa de la mano de sus padres para gatear hacia la jaula de los conejos. Los cabritos y chivitos están amansados para que se puedan acariciar. A las llama se les puede dar de comer con la mano. Eso sí, siempre con la presencia de un cuidador.

En el Pabellón Ocre hay una llama particular. Alan aprovecha el despiste de sus dueños para robarse la yerba o galletitas que dejan cerca suyo. Disfruta de las manzanas que le regalan los chicos que la visitan. Se entrega como un bebé cuando percibe sus ganas de jugar, pero se aleja olfatea temor. Tiene su propia personalidad. “A diferencia de una vaca, nunca podes decir de antemano cómo es una llama. Cada una responde diferente a los estímulos”, explica Carlos Poplavsky, criador, conocido como “el señor de las llamas”.

En el Pabellón Frers, también se puede seguir el nacimiento de los pollitos por incubadora. Los chicos se convierten en testigos de cómo picotean para asomar la cabecita por el cascarón hasta salir tambaleantes. Algunos se mantienen expectantes durante horaspara vivenciar el momento. “Mami, parecen huevos como los que guardamos en la heladera”, se escucha. “El espacio está programado para que aparezca uno por día. Cuando nacen pasan a otro sector y si tienen frío, se amontonan para darse calor entre ellos”, explica Elba Berinstain, veterinaria y Jurado de Admisión de aves.