CÓRDOBA: UN JUEZ CONSIDERÓ QUE NO RECONOCER UNA HIJA ES VIOLENCIA DE GÉNERO

El magistrado cordobés condenó a un hombre a pagar 600.000 pesos más intereses en concepto de daño moral, como resultado frente a una demanda de un reclamo de filiación promovida por su hija que hoy tiene 30 años. Además consideró que el destrato y la falta de cumplimiento de sus obligaciones constituyen violencia psicológica y económica.
Así lo resolvió el juez Civil, Comercial, Conciliación y Familia de 2° nominación de la ciudad de Jesús María, Mariano Pelliza Palmes, en cuya setencia subrayó: "La demostración desaprensiva y el destrato que tuvo el demando me llevan sin más a valorar la causa con perspectiva de género".
Mediante la causa la mujer, de la cual no trascendió el nombre, buscó obtener el reconocimiento de partenidad y una indemnización por daños y perjuicios.
De acuerdo a los detalles que trascendieron el padre en cuestión mantuvo la comunicación y el vínculo con su hija hasta los 5 años de ésta, momento en que la madre de la pequeña se habría enterado que él tenía otra familia y que la niña era una hija extramatrimonial.
Durante el fallo el magistrado se preguntó por qué el acusado no había reconocido o se había sometido a una prueba de ADN ante la sospecha de que sea su hija, tras lo cual llegó a la conclusión: "Varias pueden ser las respuestas pero lo único que no me permite duda alguna es que el Sr. A tiene naturalizada conductas incorrectas de trato principalmente hacia la mujer" y agregó "el no reconocer un hijo apareja consecuencias que van desde las afecciones más íntimas a la persona humana, hasta consecuencias de tipo jurídicas (...) el demandado H.A conocía la existencia de su hija E.V.A.M o tuvo elementos para conocerlo y no actuó en consecuencia".
Por su parte la demandante declaró que a causa del abandono de su padre y la negación a la filiación tuvo carencias tanto materiales como afectivas y que además durante su trayectoria escolar sufrió "por ser pobre y no tener padre".
La joven en su relato manifestó también que una vez que llegó a su mayoría de edad comenzó a buscarlo, que incluso se reunieron en una oportunidad y hablaron, que en ese encuentro su progenitor, que es un hombre reconocido en su pueblo, la abrazó, la besó, le pidió perdón y le prometió compartir más momentos juntos. Hecho que no ocurrió, razón por la cual ella consiguió la dirección de su casa y fue a visitarlo. Una vez allí el hombre se enfureció y la familia de su padre, según contó la mujer, la amenazó a través de las redes sociales. Posterior a lo ocurrido ella inició la demanda por daño moral con perspectiva de género.
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