EL BARRIO DEL SUPUESTO JEFE DE TRAFICANTES DE ARMAS, ENTRE LA INCREDULIDAD Y LA SOSPECHA

EL BARRIO DEL SUPUESTO JEFE DE TRAFICANTES DE ARMAS, ENTRE LA INCREDULIDAD Y LA SOSPECHA

La zona y hablaron con los vecinos de Ricardo Deisernia (52), detenido el miércoles.

Es un barrio tranquilo, familiar y de clase media acomodada. La rutina diaria de los vecinos es simple: pasear al perro, comprar en la verdulería, salir a trabajar o hacer la caminata diaria.

Ubicado al norte del Gran Buenos Aires, en la localidad de Martínez, cerca del barrio Alemán, las casas son de tipo chalé o residenciales. Cada una tiene un pequeño jardín al ingreso y rejas bajas que hacen de paredes. Las calles son estrechas, con dos carriles.

Sobre la calle Pringles al 2500, a mitad de cuadra, resalta una de las infraestructuras más amplias y lujosas construida de ladrillo a la vista, con un techo inclinado de tejas negras, un pequeño patio con el pasto cortado, un garaje y en la parte más alta de la casa una veleta de gallo.

Es la de Ricardo Guillermo Deisernia (52), detenido el miércoles cuando se escondía en un búnker detrás de un armario y una puerta blindada, acusado de ser el cabecilla de una megabanda internacional que traficaba armas a Paraguay y Brasil.

"Este es un barrio tranquilo, más de gente mayor. Me sorprendió lo que pasó porque no vimos ningún movimiento diferente al cotidiano", afirmó un vecino que vive hace más de 40 años en el lugar.

"Esa casa era rara porque siempre estaba en alquiler y lo que más llamaba mi atención era que siempre habían autos muy lujosos que desentonaban con el barrio", añadió una vecina mientras paseaba a su mascota.

Otra contó que Deisernia vivía con su esposa y dos hijos como una familia normal. "Siempre pasaba por su casa para ir a la verdulería y la veía a su mujer pasear con su nena de 8 años como cualquier vecina. No había mucho movimiento ni nada", aseveró.

"La familia no solía comprar en la carnicería del barrio, pero sí iba a la verdulería que se encuentra a una cuadra de su domicilio. Sabemos por comentarios que se dedicaba a fabricar partes de autos de colección", indicó otra.

Después de una seguidilla de robos hace varios años, el vecindario instaló alarmas de seguridad.

En otros casos, algunas familias optaron por una cámara de seguridad privada. A una cuadra de donde se encontró el arsenal hay una posta policial. Sin embargo, nadie se percató de lo que ocurría adentro de la propiedad.