ANTE LA PRESIÓN INTERNA Y EXTERNA, NICOLÁS MADURO RECURRE A SU "ENEMIGO" FAVORITO Y DESPLIEGA TROPAS EN LA FRONTERA CON COLOMBIA
Dice que movilizará a unos 150.000 efectivos en ejercicios militares, que se extenderán hasta el 28 de septiembre.
Parece una decisión extraída de un manual. Cada vez que el gobierno venezolano se ve acorralado, recurre a su vecino y "enemigo" favorito: Colombia. Ahora, el régimen chavista dice que movilizará a unos 150.000 efectivos en ejercicios militares iniciados este martes en la frontera, en medio de renovadas tensiones entre Caracas y Bogotá.
Tanques, vehículos blindados cargados con misiles y decenas de soldados empezaron el despliegue en el aeropuerto de La Fría, en el estado Táchira (oeste). Las maniobras en la frontera de 2.200 km, ordenadas por el presidente Nicolás Maduro tras denunciar un supuesto complot para impulsar un "conflicto militar", se extenderán hasta el 28 de septiembre.
El gobierno de Colombia ha negado tener cualquier plan contra Venezuela, llamando este martes a la "serenidad" ante la escalada de acusaciones.
"La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) es una fuerza de paz (...) Respetamos a las fuerzas armadas de todo el mundo, pero no le tenemos miedo a nadie", dijo a la prensa el jefe del Comando Estratégico Operacional, almirante Remigio Ceballos, en el comienzo de los ejercicios en la pista del aeropuerto. La Fuerza Armada, igualmente, realiza con frecuencia ejercicios militares.
Venezuela tiene unos 365.000 efectivos militares y 1,6 millones de milicianos civiles.
Desde los tiempos de Alvaro Uribe como presidente (2002-2010) en Colombia y de Hugo Chávez en Venezuela, la relación entre ambos países ha estado plagada de tensiones. Y cada vez que el frente interno de uno de los países lo requiere, se esgrime la amenaza del otro para consolidar posiciones.
Con una frontera de más de 2.200 kilómetros, no resulta extraño que fuerzas irregulares colombianas se muevan en territorio venezolano, con la anuencia o no de sus autoridades. Incluso durante los diálogos entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, que finalizaron con la firma de la paz en 2016, era un secreto a voces que gran parte de la cúpula guerrillera se movía en la zona con la vista gorda de ambos gobiernos.
Desde que asumió el poder en 2013 tras la muerte del líder socialista Hugo Chávez, Maduro ha acusado en numerosas ocasiones a Estados Unidos y países como Colombia de planes para derrocarlo, asesinarlo o generar violencia en Venezuela. Pero pocas han sido las pruebas aportadas.
El martes de la semana pasada, Maduro acusó a Colombia de usar el rearme de disidentes de la desmovilizada guerrilla de las FARC en una "maniobra" para "empezar un conflicto militar" entre ambos países y declaró una alerta en la frontera.
Todo eso después de que el presidente colombiano, Iván Duque, acusara al gobierno venezolano de dar albergue a grupos armados irregulares.
"Llamamos a todos los colombianos a tener la serenidad del caso, saber que tenemos una fuerza pública suficientemente equipada y capaz. No hay que atender a esta amenaza, pues sería una insensatez pensar que pudiera ser real", dijo este martes la vicepresidenta colombiana, Marta Lucía Ramírez.
El líder opositor Juan Guaidó, jefe del Parlamento reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países, entre ellos Colombia, acusó a Maduro de agitar las tensiones entre Caracas y Bogotá, que carecen de embajadores desde febrero, para "distraer la atención" ante la presión internacional por cambios políticos.
El informe de la Alta Comisionada para los derechos humanos de la ONU, la chilena Michelle Bachelet, que fustigó en duros términos la situación interna en Venezuela (con presos políticos, detenciones arbitrarias, persecución a opositores y asesinatos) dejaron descolocado al gobierno de Maduro.
La feroz crisis económica y social que sacude al país en los últimos años, con una hiperinflación galopante, escasez de alimentos y la huida en masa de 4 millones de personas hacia todos los puntos del continente, dejaron expuesto el fracaso de la llamada "revolución bolivariana".
Pero el frustrado "levantamiento militar" contra Maduro del 30 de abril, apoyado rápidamente por Estados Unidos y por Guaidó, le dieron nuevos aires al régimen, que ve cómo la oposición no logra salir de su laberinto ni ganar las calles como a comienzos de año.
Para Carlos Vecchio, embajador de Venezuela designado por Juan Guaidó en Estados Unidos, la decisión de Maduro es una "provocación irresponsable" del régimen.
"Es una provocación irresponsable del dictador Maduro. En lugar de bajar tensión lo que hace es incrementar la presión que ya tiene Venezuela, producto de la migración y la crisis humanitaria profunda que nosotros tenemos", declaró Vecchio.
Para el representante venezolano la movilización "deja ver claramente que hoy Maduro es el obstáculo para la paz en Venezuela. Maduro es quien provoca que hoy se haya generado esta crisis" en el país.
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