SALINAS DEL BEBEDERO: CONTRASTES Y BELLEZA SINGULAR DE ORIGEN MILENARIO EN LA PROVINCIA DE SAN LUIS

A 42 kilómetros al sudoeste de la ciudad de San Luis, se extiende un paisaje que desafía la imaginación, un desierto blanco que guarda historia, industria y un testimonio vivo de la historia geológica, económica y cultural de la región.
Las Salinas del Bebedero ocupan aproximadamente 6.500 hectáreas, no solo es un espectáculo natural impresionante, sino también una puerta a los orígenes milenarios de una geografía casi mágica. Las Salinas del Bebedero se formaron en una depresión tectónica de la era Cenozoica, enmarcada por varias fallas geológicas. Hace millones de años, esta depresión albergaba una laguna de aguas salobres que, con el tiempo y debido a la disminución de las lluvias y la evaporación, se transformó en un extenso salar. Estudios geomorfológicos indican que, durante la última glaciación del Pleistoceno, la laguna alcanzó profundidades superiores a los 25 metros, sustentando una rica biodiversidad acuática.
Un paisaje de vistas y contrastes único: el desierto blanco de las Salinas del Bebedero ofrece un espectáculo visual sin igual. Durante el invierno, la superficie se cubre con una capa de sal que puede alcanzar hasta un metro de espesor, creando un paisaje que se extiende por 5 kilómetros de ancho y 15 de largo. Al atardecer, las montañas de sal adquieren un tinte rosado, brindando una experiencia visual inolvidable para los visitantes.
Aunque la zona es de propiedad privada, los responsables permiten el acceso a los turistas, quienes pueden recorrer el lugar y conocer sobre la historia y el proceso de extracción de sal. Es importante seguir las indicaciones y evitar ingresar a áreas marcadas como peligrosas, ya que el terreno puede ser inestable.
Las Salinas del Bebedero representan una fusión perfecta entre la majestuosidad natural y la actividad humana. Este desierto blanco no solo es un recurso económico, sino también un patrimonio cultural y natural. Una visita a este lugar es, conectarse con una experiencia que combina historia, industria y belleza en un solo destino.
De la tradición a la tecnología: la explotación de la sal en esta región comenzó a principios del siglo XX. Inicialmente, la extracción era manual, realizada por trabajadores conocidos como ‘salineros’ que recolectaban la sal con palas y la transportaban en carretillas. Actualmente la cosecha de sal se realiza durante temporadas específicas, cuando las condiciones climáticas permiten la formación de una costra de sal limpia y cristalina, que luego es recolectada con maquinaria especializada.
Centro industrial de relevancia nacional: desde 1917, las Salinas del Bebedero han sido explotadas por la Compañía Introductora de Buenos Aires (CIBA SA), conocida por su marca ‘Dos Anclas’, abasteciendo tanto al mercado interno como a países limítrofes.
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