BIDEN RECONOCIÓ EL GENOCIDIO ARMENIO Y ES EL PRIMER PRESIDENTE DE EE.UU. EN TOMAR ESTA MEDIDA, SE TENSÓ LA RELACIÓN CON TURQUÍA

BIDEN RECONOCIÓ EL GENOCIDIO ARMENIO Y ES EL PRIMER PRESIDENTE DE EE.UU. EN TOMAR ESTA MEDIDA, SE TENSÓ LA RELACIÓN CON TURQUÍA

Autoridades turcas cuestionaron la decisión, a la que tildaron de "populista". "Recordamos las vidas de todos los que murieron en el genocidio armenio de la era otomana y nos comprometemos nuevamente a evitar que una atrocidad semejante vuelva a ocurrir", dijo el mandatario, reconociendo el genocidio de la Primera Guerra Mundial. El primer ministro armenio Nikol Pashinian consideró un "gran paso" el reconocimiento de Estados Unidos. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, acusó a "terceros" de interferir en los asuntos de su país.

El presidente Joe Biden reconoció hoy el genocidio armenio y se convirtió en el primer mandatario estadounidense en calificar así la muerte de más de un millón de armenios a manos del imperio Otomano a partir de 1915, un tema que aún niega Turquía, el heredero de ese imperio y su aliado en la OTAN que criticó la decisión y acusó a Washington de "reescribir la historia".

"Recordamos las vidas de todos los que murieron en el genocidio armenio de la era otomana y nos comprometemos nuevamente a evitar que una atrocidad semejante vuelva a ocurrir", dijo Biden en un comunicado difundido por la Casa Blanca, al conmemorar hoy el 106º aniversario de esa política coordinada de matanzas, persecución y limpieza étnica.

"Afirmamos la historia. No lo hacemos para culpar, sino para asegurar que lo que ocurrió no se repita nunca", añadió el texto, que solo menciona una condena a una entidad política que hoy ya no existe: el imperio Otomano.

Un funcionario estadounidense citado por la agencia de noticias AFP reiteró que la intención no era culpar a la Turquía moderna, a la que el funcionario calificó de un "aliado clave de la OTAN".

"La intención de la declaración -la intención del Presidente- es hacer esto de una manera ejemplar centrada en los méritos de los derechos humanos y no por ninguna razón más allá de eso, incluida la de echar la culpa", dijo el funcionario, que pidió no revelar su nombre a los periodistas.

RESPUESTA

Pese a estas aclaraciones, la reacción de Turquía no tardó en llegar.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, acusó hoy a "terceros" de interferir en los asuntos de su país y, luego su canciller, Mevlut Cavusoglu, aseguró que Estados Unidos intenta "reescribir la historia" y advirtió: "No aceptaremos lecciones de nadie sobre nuestra historia".

Erdogan envío su respuesta no a Estados Unidos sino al patriarca armenio en Estambul: "A nadie le beneficia que los debates -que los historiadores deberían llevar a cabo- estén politizados por terceros y se conviertan en un instrumento de injerencia en nuestro país".

Cavusoglu, en cambio, fue más directo y se pronunció por Twitter: "Las palabras no pueden cambiar o reescribir la historia."

Y más tarde, su ministerio emitió una nota formal dirigida a Washington: "Rechazamos y denunciamos enérgicamente la declaración del presidente de Estados Unidos sobre los acontecimientos de 1915, realizada bajo la presión de los círculos radicales armenios y grupos antiturcos".

DESDE ARMENIA

Desde Armenia, entendiblemente, la respuesta fue la opuesta y dio un respiro al primer ministro Nikol Pashinian, acosado hace meses por cuestionamientos de la oposición y hasta las Fuerzas Armadas, tras la derrota en 2020 en la región separatista Nagorno Karabaj a manos de Azerbaiyán y su aliado, Turquía.

"El reconocimiento del genocidio es un tema de verdad, de justicia histórica y seguridad para la República de Armenia, especialmente a la luz de los eventos que tuvieron lugar en nuestra región el año pasado", escribió Pashinian en una carta dirigida hoy a Biden.

"Comparto completamente su visión, principalmente que 'si fracasamos en reconocer todo lo que pasó, conmemorar el genocidio y enseñarle a nuestros hijos sobre ello, entonces las palabras Nunca Más pierden sentido", agregó el premier, quien destacó el camino abierto por las dos cámaras del Congreso estadounidense en 2019 cuando reconocieron formalmente el genocidio cometido por el imperio otomano.

Pese a que cada vez más Estados -en total unos 30, entre ellos Argentina- reconocen que las matanzas, la persecución y la limpieza étnica que comenzó en 1915, durante la Primera Guerra Mundial, contra la comunidad armenia en el Imperio Otomano fue un genocidio planificado, Turquía -heredera de esa entidad política hoy extinta- se niega a aceptar que fue una política deliberada.

El Gobierno de Erdogan ha reconocido que hubo masacres y abusos contra los armenios, pero no que fueron parte de un plan integral para eliminar a esa comunidad del imperio por considerarlos una "quinta columna" en medio de la guerra.

Biden y Erdogan hablaron ayer y, de acuerdo a los comunicados oficiales, en ningún momento se mencionó sobre el reconocimiento del genocidio armenio. Sin embargo, versiones periodísticas habían sostenido que el mandatario estadounidense le adelantó su decisión a su par turco, lo que tensó el diálogo.

Pero los dos Gobiernos aliados decidieron no mencionarlo en sus comunicados y, en cambio, destacaron que Biden y Erdogan hablaron de la posibilidad de verse a cara a cara a solas al margen de la cumbre de la OTAN convocada para junio próximo en Bruselas.

Biden ya confirmó que irá a Bélgica para esa cumbre, en lo que será su primera gira internacional oficial desde que asumió la Presidencia hace tres meses.

Mientras resta ver cómo afecta en lo concreto la decisión de Biden en la relación bilateral con Turquía, el anuncio de hoy confirmó el creciente consenso internacional alrededor de uno de los episodios más dramáticos y muchas veces ignorado de la Primera Guerra Mundial.

El 20 de abril de 1965, Uruguay fue el primer país que reconoció el genocidio armenio.

Desde entonces, los parlamentos de una treintena de países han votado leyes, resoluciones o mociones de reconocimiento explícito del genocidio armenio, incluyendo a Argentina y otros países de la región como Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y el ya mencionado Uruguay.