SE BESABAN EN UNA PLAZA DE VILLA URQUIZA Y FUERON VÍCTIMAS DE UN ATAQUE HOMOFÓBICO: UN HOMBRE LOS PERSIGUIÓ CON UN LÁTIGO

La persona los corrió al grito de "son unos desubicados, no tienen derecho". Los jóvenes hicieron la denuncia en la comisaría.

Un joven de 27 años y su pareja fueron víctimas de un feroz ataque homofóbico en medio de una plaza en Villa Urquiza. Según contaron, Brian y Ariel se besaban cuando de repente un hombre apareció en el lugar y al grito de "son unos desubicados, no tienen derecho", comenzó a perseguirlos con un látigo y los atacó.

Después de hacer la denuncia en la comisaría, los jóvenes difundieron la agresión. "Nos atacó a mi pareja y a mí por ser homosexuales. Parecía una situación del siglo pasado", contaron sobre el episodio que les había tocado vivir.

La historia comenzó cuando Brian Bortoni, que unos días antes había cumplido 27 años, había programado su segunda cita con Ariel en la plaza ubicada en Holmberg 2548, cerca de las 10 de la noche.

"Estaba sentado con Ariel en un banco, mientras vimos que en la vereda de enfrente había una familia despidiendo a un nene, que aparentemente era el sobrino del hombre que nos agredió". "Él estaba con una camioneta tipo motorhome, una Fiat Ducato blanca. En un momento se subió y se fue. Pero unos minutos después lo vimos acercarse otra vez, caminando, con el látigo en la mano", relató.

Según contó Bortoni el hombre empezó a gritarles: "No tienen que estar acá haciendo eso. Son unos desubicados, no tienen derecho", les dijo, en un claro acto homofóbico. Se trataba de un "látigo trenzado de paja con la punta metálica", según consta en la denuncia policial que el propio Brian realizó en la Comisaría Vecinal 12C.

La situación se calmó cuando el propio Brian logró retener al hombre mediante sus conocimientos de artes marciales y defensa personal: "Le hice una llave con mis brazos a la altura del cuello, hasta que lo solté para intentar tranquilizar la situación, pero se escapó", subrayó.

Las víctimas contaron que por el horario no había muchos testigos, pero apuestan a que las cámaras de seguridad hayan registrado la escena, para de esa manera poder identificar al agresor.