MANIFESTACIONES EN DISTINTOS BARRIOS EN UN MASIVO CACEROLAZO EN SANTA FE CONTRA LA INSEGURIDAD

MANIFESTACIONES EN DISTINTOS BARRIOS EN UN MASIVO CACEROLAZO EN SANTA FE CONTRA LA INSEGURIDAD

En lo que va del año en el departamento La Capital, hubo 22 homicidios. Los vecinos de toda la ciudad, cansados de tener miedo en la calle y hasta dentro de sus casas, se organizaron de una manera sin precedentes y se manifestaron.

Con una manifestación sin precedentes por su inédita modalidad, masividad y extensión, miles de santafesinos salieron anoche a las calles con cacerolas y pancartas, se concentraron en más de una veintena de puntos estratégicos de la ciudad capital para repudiar la ola de inseguridad y reclamar medidas "urgentes y efectivas" contra la ola de delitos que se suceden en Santa Fe.

Seguridad ya", "no queremos más ver morir en la calle a nuestros familiares" y "basta de motochorros sueltos", fueron algunas de las consignas voceadas en los cánticos de la gente y escritos en las pancartas con cacerolas y bocinazos de fondo de los automovilistas que transitaban las primeras horas de la noche las calles y avenidas de la ciudad fundada por Garay.

La movilización comenzó a gestarse días antes a partir de una nueva marcha propiciada por los vecinos del residencial barrio de Guadalupe, se amplificó a través de las redes sociales y alcanzó anoche una magnitud nunca antes vista a lo largo y a lo ancho de la ciudad capital de la provincia.

Más de 30 asociaciones vecinales convocaron a concentrarse a los ciudadanos en puntos claves del ejido urbano como la rotonda de la Costanera, las avenidas troncales y plazas en barrios de clase media como Guadalupe, Siete Jefes, Candioti Sur y Norte, Constituyentes, Centro y Sur. Pero también la adhesión fue multitudinaria en barriadas enclavadas fuera del radio de los 'bulevares' que delimitan el macrocentro y la avenida costanera que bordea las zonas residenciales. Entre ellos Pompeya, Barranquitas, Las Delicias y Transporte.

Tal vez anticipándose a la previsible contundencia de la novedosa protesta ciudadana, las autoridades provinciales partiendo del propio gobernador, el ministro de seguridad y el jefe de la policía habían no sólo apoyando sino también insólitamente alentado a la población a adherirse a la protesta que justamente fue dirigida a ellos, lo que no hizo otra cosa que potenciar la multitudinaria asistencia.

"QUE RESUELVAN"

"No queremos funcionarios que nos expliquen que los robos son «estacionales», sino que nos resuelvan esta situación que no da para más", sostuvo indignada una vecina en explícita alusión a las declaraciones a un medio porteño del ministro de Seguridad Marcelo Saín.

Vecina de Guadalupe "de toda la vida", la mujer se movilizó anoche hasta el Monumento a Artigas en la concurrida rotonda de la Costanera. La mujer de unos 60 años con su pequeña nietita en brazos le confesó a La Capital estar harta de que "los cacos caminen todas las noches por el techo de mi casa como si estuviesen en la peatonal". A su lado, un antiguo comerciante del barrio también se lamentaba: "No me resigno a mudarme, porque acá crecieron nuestros hijos, pero se hace muy difícil vivir con miedo todo el día".

La presidenta de la vecinal Las Delicias, una barriada popular del norte de la ciudad, Rosalía Acosta, definió el estado de cosas con crudeza: "la ciudad perdió la paz. Es verdad que hay desocupación y droga pero eso no es justificativo para que se mate con tanta saña".

PROTESTA INNOVADORA

La capital provincial inauguró anoche una innovación a los cacerolazos como modo de protesta social: la movida no se focalizó masivamente en un solo sitio, sino que se hizo sentir en la mayoría de los barrios que posee el radio urbano. Los 20 muertos que lleva la ciudad en lo que va del año, a razón de uno cada 3 días, y el abigarrado anecdotario de asaltos, arrebatos y otras modalidades más o menos incruentas de delitos, llevó a la ciudadanía a salir masivamente a las calles a partir de las 20 de anoche.

El lunes, los vecinos de Guadalupe avisaron que volverían a movilizarse y el día concluyó con dos nuevos muertos: la cifra ascendió a 22. El mismo día en que uno de los muertos más emblemáticos de los últimos meses habría cumplido 30 años: el sicólogo, músico y comerciante Julio Cabal, asesinado cuando salió en defensa de una empleada de su comercio a la que un asaltante apuntaba con arma en pleno mediodía. Todo a una cuadra de la Municipalidad, en pleno microcentro santafesino.

Desde entonces comenzaron las marchas multitudinarias. Y la sumatoria de hechos no hizo más que justificarlas. Dos días después de Cabal murió otro joven baleado cuando iba a buscar a su novia a la salida de su trabajo y le quisieron robar la moto. Hace pocas semanas un empresario fue asaltado en su agencia de turismo y los asesinos le impactaron dos disparos que acabaron con su vida.

También en el microcentro, en plena zona bancaria. En enero y febrero de 2020 se registraron 15 muertos más que en el primer bimestre de 2019. En el arranque de marzo, este lunes 2, terminó la jornada con dos muertos más por hechos violentos. Comparando con enero y febrero de 2019 ya hubo 15 asesinatos más.

No sólo es la criminalidad fatal la que movilizó la protesta, sino entraderas cada vez más violentas, disparos a cualquier hora del día, que anteayer victimizaron a un niño de cinco años, y la facilidad para gatillar de los delincuentes en cualquier ocasión de robo como aconteció el último domingo cuando un joven para robarle la moto lo dejaron apenas herido en una pierna porque el arma se trabó y no salieron las balas de varias veces más que le gatillaron para matarlo.

Si bien resultó difícil cuantificar la protesta, la nueva forma permitió revelar otros dos aspectos de la protesta. Uno es que casi no quedó zona de la ciudad donde no se haya protestado. Y el segundo es que la inseguridad no afecta sólo a las zonas más acomodadas, sino que se ensaña en las barriadas más populosas. No se trata de una cuestión de clases. Si bien la crisis socioeconómica que afecta con desocupación y escasez extrema a extensas capas de la ciudad empuja a muchos a delinquir, sobre todo jóvenes que se movilizan en motos, los especialistas insisten en que el fenómeno tiene otros componentes en el caso, al menos, de la sucesión de homicidios.

CAMBIO DE JEFES EN LA URI

Un día antes de que los vecinos de Santa Fe protagonizaran los cacerolazos simultáneos de ayer, el Ministerio de Seguridad dispuso desplazar al jefe de la Unidad Regional I de policía, Julián Alegre, y a su segunto, Arnoldo Suárez. En sus lugares fueron designados respectivamente Daniel Filchel y Marcelo Altamirano. En el mismo marco se dispuso la intervención de la Policía de Acción Táctica, la Comunitaria y la de Seguridad Vial del departamento La Capital. El jefe de la policía santafesina, Víctor Sarnaglia, dijo a una radio de la ciudad de Santa Fe que los cambios se produjeron porque "no estoy para nada conforme con la gestión de la URI".