EMERGENCIA NACIONAL: EN 10 DÍAS DE CUARENTENA HUBO 11 FEMICIDIOS Y EL RECLAMO DESDE LAS CASAS SE HACE ESCUCHAR

EMERGENCIA NACIONAL: EN 10 DÍAS DE CUARENTENA HUBO 11 FEMICIDIOS Y EL RECLAMO DESDE LAS CASAS SE HACE ESCUCHAR

Hoy se reclama desde las ventanas, los balcones, las terrazas con pañuelos, carteles, cánticos por esas 11 mujeres que no pueden ser escuchadas. En ese marco, la Lic. Irma Ortíz Alarcón, Feminista Integrante de Ningunas Santas, Investigadora de género y de una perspectiva feminista, investigadora en la línea de femicidios, violencias, Integrante de la Red Latinoamericana de Mujeres por los Derechos Socio Ambientales, nos ayuda a reflexionar sobre temas de género...

Ningunas Santas  es una agrupación que actúa con el compromiso de hacer visibles las situaciones de desigualdad de las mujeres dentro de la sociedad, en los niveles de discriminación y exclusión, y se lucha por la necesidad de reivindicar los derechos de la mujer.

¿Las medidas restrictivas adoptadas en todo el mundo para luchar contra el COVID-19 intensifican el riesgo de violencia doméstica y aumenta la carga de trabajo en el hogar?

“Éste Paquete de medidas, por el Coronavirus, que está siendo bastante similar, por lo menos de lo que yo conozco, en los Países Latinoamericanos, hay algunas variantes unas más duras que otras, pero que de última apuntan a lo que el virus nos está planteando para evitar el contagio, que es el “distanciamiento social” yo creo que  hay algunas variantes, como en términos de contextos, por ejemplo sabemos que en Alemania las personas, incluso está indicado, que salgan a  caminar, guardando las distancias, porque lo consideran como parte del tema de salud de la población. En otros países como latinoamericanos, en Centroamérica, como El Salvador, las medidas han sido sumamente restrictivas, allí por ejemplo tengo una compañera, que pasó de Guatemala, y cuando llegó a la Frontera de inmediato, quedó incomunicada, y la llevaron a un refugio y allí está por 30 días, en la cuarentena, pero ya ni siquiera en su casa, en esquemas Gubernamentales.

Si vamos hacia el lado de Chile su esquema, en términos del “distanciamiento social” es una práctica mucho más militar, también tiene que ver, con el “toque de queda” este acto absolutamente restrictivo, o algunas diferencias que tiene que ver con repatriaciones que algunos Países no han realizado, porque finalmente, tampoco tienen aerolíneas nacionales, y queda todo supeditado, a Aerolíneas Comerciales, en fin, hay un conjunto de variables en lo que está pasando más allá de que hay un paquete único.

Ahora, en relación con ese paquete único y, el impacto en las Mujeres, yo sí quisiera referir como algunas situaciones que me preocupan, me parece que éste paquete, no está reconociendo, muchas características de los sujetos, en este caso las Mujeres, muchos Países diferentes donde su trabajo Formal y su trabajo Informal, como es Bolivia por ejemplo, es un país, con mucho trabajo Informal, quedan muy supeditados, a una medida en la cual, condenan a personas, familias sin salario, sin puestos de trabajo, porque su aislamiento, no permite la supervivencia cotidiana. Y esto lo señalo, porque también genera “impacto diferencial” en las mujeres, lo mismo estamos viendo lo que pasa en el Chaco, ¿no es cierto? En el Norte del País, y no es lo mismo para el Chaco, para la comunidad Wichi, en Argentina, no es lo mismo para nosotras las mujeres que estamos en los Centros Urbanos y en la Ciudad. En otro tipo de Dinámicas. Este tipo de diferenciaciones de Países, de Matrices Socio-Económicas Culturales a nivel Países, y a nivel poblacionales quedan  invisibilizados por paquetes que recargan en nosotras las Mujeres, en este tipo de matrices que yo señalo.

Pienso por ejemplo, en mi lugar de Profe, que tengo un cargo, en la Universidad, que tengo un salario, que sí o sí me va a llegar, con unas condiciones de privilegio, en relación con mujeres que trabajan por día, en casas domésticas, el trabajo doméstico así sean mujeres que viven en ésta misma ciudad, mujeres que viven en este mismo país, tampoco es lo mismo para mujeres campesinas, o en lugares mucho más pequeños.  Al borrarse todas estas diferencias de grupos poblacionales, están borrando a todas las mujeres porque en cada de ellas y en todas hay una recarga de trabajo, hay una recarga en el trabajo de cuidado y hay una recarga en el trabajo doméstico. Seguramente para las Mujeres, en las tareas de Cuidado, nosotros tenemos mucha necesidad del agua, el agua para hacer el alimento, el agua para limpiar, el agua para cuidar a las personas mayores, a las personas enfermas, tiene que ver con la higiene, el agua ya como eje articulador de nuestras tareas, permanentes, cotidianas, en estas tareas de Cuidado y de la Reproducción.

Entonces son distintas las maneras cómo accedemos al agua y entonces a lo que quiero hacer alusión, es que al no leer las medidas tampoco están leyendo la recarga que para las mujeres tiene.  Por ejemplo el agua que es tan estructurante en las tareas de cuidado y en las tareas reproductivas, no es lo mismo, abrir  en mi casa una llave y que me llegue agua potable, posible de beber, a las mujeres que tienen que caminar para coger un agua limpia.

Y entonces las recargas son distintas, allí existe una diferencia marcada por estratos estoy hablando de una vulnerabilidad que pasa por la pobreza y por los accesos por lo ético, y también por las elecciones sexuales porque no es lo mismo lo que me pasa a mí una mujer cis, que lo que le pasa a una compañera Trans.

Otro tipo de recargas en estas cuarentenas, o confinamientos, porque para muchas mujeres en estos momentos, las casas son cárceles, o encierros, en el que están muy expuestas a situaciones de Violencias, ya sea porque hay una profundización de las situaciones de violencias, existentes o porque existen situaciones de violencia que se desencadenan pro las condiciones en las que se empieza a vivir.

Mismo para cualquier ser humano, tener una dinámica para la cual sale y entra de los lugares donde vamos generando unas dinámicas distintas de relacionamiento, a tener que estar adentro en configuraciones familiares, en las que a veces puede ser producto de mucha tensión: niños, adolescentes, niñas, abuelos, abuelas, probablemente alguna persona enferma, con alguna discapacidad que también hay que atender , entonces se pueden desencadenar situaciones de violencia, dado que comienzan a haber ausencias, ausencias en los términos de sostenimiento de esas dinámicas, porque entonces personas con este tipo de discapacidad, pueden tener otros espacios de relación con otros, y ahora está recluida en casa, todo el día, por muchos días.

Les niñes que tienen escuela, ahora están dentro de casa, y bueno todo esto va generado ¿cómo vivimos los varones y la mujeres esto? En general la recarga está sobre la mujer siempre, porque son las que se ocupan, primero de administrar, las tensiones emocionales que se susciten en la convivencia, y las demandas de los niños, niñas, niñes,  adultos, adultos mayores, la mujer atiende cuida del alimento, de la higiene, del espacio físico, atiende la multiplicidad que hay en la familia.

Entonces las mujeres que están en sus casas, además tenemos juntos, la casa y el trabajo, incluso yo lo vivo como profe, te demanda a estar conectada y respondiendo a la demanda laboral.

A las mujeres de clase media alta, o alta, se les juntó la vida doméstica y el trabajo, estamos resolviendo aulas virtuales, muchas mujeres estamos sosteniendo les niñes y el teletrabajo, entonces ahí es donde está la recarga, en cualquier estrato socioeconómico.

Quería señalar que un paquete unificado que viene a resolver el coronavirus no atiende a poblaciones campesinas indígenas, no se hace diferencias, hay un borramiento de diferencias culturales, matrices. Para muchas mujeres sus casas están siendo hoy un “refugio” y para otras mujeres “encierro” cárceles asfixiando, por dos razones por una unificación del espacio casa- trabajo, para responder a un teletrabajo junto con la crianza, estamos confinadas a nuestras casas porque estamos sometidas a una administración de las relaciones internas familiares, que somos nosotras las que suavizamos esos vínculos.

Entonces a eso se le agrega que también estemos con el agresor, como yo no tengo posibilidad de salir, y poder distender, y poder escapar, sea por períodos temporales chicos, y hablo de horas de 8 horas de trabajo, o escaparme  de una situación de tensión violenta agresiva y puedo irme de mi madre, poder buscar un circuito de salida, entonces estoy confinada allí. Esta situación señala sí o sí, una recarga en las mujeres y por otro lado las mujeres que están viviendo una situación de violencias, se ven confinadas y no ven la salida la “huída” y hablo de esa salida, porque acordémonos que en Argentina las mujeres tardan muchísimo en hacer la denuncia, nosotros llegamos a un promedio de entre 5 y 10 años de violencia, pero soportar o vivir también tiene que ver con esos pequeños puntos de fuga o huida.

Los espacios físicos reducidos tensionan y vuelen más frágiles las relaciones  las condiciones también de acceso al alimento, también sabemos que significa mucha tensión, al interior de las familias, la mujer como administradora de las afecciones, seguramente muchas mujeres estarán colapsando emocionalmente.

Agenda de todos los sectores, ha venido y ha copado toda la agenda mediática, pública, política, y con ello también estamos hablando de todo lo que tiene que ver con salud. Entonces actualmente hay muchas limitaciones, en lo que respecta a las situaciones de violencia de género, y también en lo que refiere a los derechos sexuales y reproductivos, y aquí es todo muy complejo.

Como sabemos en la provincia ha sido sumamente difícil el tratamiento, más allá del discurso, el tratamiento real y efectivo. De hecho nosotros seguimos sin estadísticas reales sobre feminicidios o femicidios, con la violencia la discriminación en los tipos de violencias, toda esta información esta recopilada por las organizaciones, algunas agrupaciones, algún trabajo académico, pero no hay cifras oficiales.

El que no haya cifras oficiales antes de la pandemia, ahora menos en la pandemia, la pandemia opaca toda posibilidad de seguir discutiendo, este tipo de temas, porque tenemos miedo del contagio. En esta situación, hay, como dirá uno, una supresión de todas las libertades y de todos los derechos

En el caso de San Luis, nos encontramos con que, las medidas hasta el momento, que sé que fueron tomadas tienen que ver con que se prorrogaron las medidas cautelares o de restricción o protectivas, esto fue decir, es imposible que se hagan los procedimientos habituales, renueven nuevamente todo, mientras dure esta cuarentena y esta situación inédita, que vivimos no sólo en nuestro País, sino en el mundo.

Ese me parece como la respuesta más contundente que ha habido en relación a la contención de situaciones de violencia. Y también en función de otras acciones que está haciendo este equipo de trabajo, con las tejedoras, las consejeras, trabajando ya más a nivel Barrial, dado el momento son propuestas que no funcionan, más allá de los teléfonos para denunciar, no hay una medida que trascienda que sea clara y contundente.

Previo al coronavirus somos un País que no tiene presupuesto, no hay presupuesto, nunca nos han dedicado mucho presupuesto a las mujeres a nivel de políticas públicas, y ahora menos, el coronavirus viene se instala, hay un contagio de miedo, de pánico a contagiarnos, y allí en ese miedo van existiendo opacidades que tienen que ver con, la atención de violencia, hay mecanismos a través de teléfono, hay psicólogas, psicólogos a través de la secretaría de la Mujer. Pero es muy precario, yo me imagino estando en mi casa atacada por el violento, con una hija pequeña agredida. Es tan complejo e inédito lo que nos está pasando que no estamos listas para haber diseñado estrategias, para la salud sexual y reproductiva, y para los casos de violencias.

Hoy cuando hay una Pandemia y estamos en una situación rayando, donde a todos se nos está saliendo el "facho", donde estamos muertos de miedo en ese contexto es dificil diseñar estrategias para las situaciones de salud sexual y reproductiva, para las situaciones de violencia, cuando lo que necesitamos es tejido acompañamiento, sororidad, pues creo que si no lo teníamos antes, tan afinado, creo que ahora ante un panorama en el que la pandemia, se come todas las demandas, toda la capacidad,  e incluso a las organizaciones, y lo digo desde mí misma por ser parte de una organización de “Ningunas Santas”, muchas veces no es suficiente, y hasta creo que imposible, acompañar a una mujer por teléfono.

Me parece que hemos sido las mujeres, las ecofeministas o del pensamiento feminismo comunitario o feminismo popular donde empezamos a plantear con mucha claridad lo que es la ecodependencia o sea como los cuerpos no son finitos, y cómo estos cuerpos necesitan atención y cuidados, entonces cuando yo sea vieja, yo necesito ese cuidado, entonces hoy seguramente será mi hija mujer la que me cuide, entonces como toda esta ecodependencia no está solamente relacionando con los cuerpos, más viejos, más jóvenes, enfermos, enfermas, sino que tiene que ver con la devastación de los recursos naturales, entonces hay como toda una tensión que ya ni siquiera parece que lo resuelve la distribución del dinero, me parece, que es muy loco, cambiar la lógica económica que deje de explotar y expropiar no sólo la naturaleza sino también nuestros cuerpos.

Y ahí no solamente se trata de una redistribución económica que es muy interesante que viene de la renta básica, como propuesta, de los grupos ecofeministas de España, y las Latinoamericanas, de cambiar la lógica económica, que ya no es sólo el recurso económico sino que demandamos procesos de parar con la expropiación y con la explotación de los territorios, y en ese sentido nos están permanentemente explotando a las mujeres, nuestro cuerpo-territorio, y estamos confinadas en nuestras casas y estamos con la sobrecarga de trabajo y de producción".